1 El bailarín invisible
No podía ser de otro modo, ya que, de una manera u otra, todo en sus vidas les ha conducido hasta allí.
Las páginas de El bailarín invisible nos irán mostrando, como piezas de un puzle: saltos temporales, desapariciones, sacrificios, policías, chamanes, saqueadores de tumbas y un invitado inesperado.
Encajar estas piezas en el lugar correcto es el primer reto al que tendrán que enfrentarse los testigos y el lector.Un puzle cuya arquitectura obligará a los protagonistas a replantearse todo lo que consideraban seguro hasta entonces, y que nos señala aristas de la vida que normalmente pasan inadvertidas.
Al mismo tiempo, descubriremos personajes, con una intensa voz interior, que se transforman y crecen delante de nuestros ojos.La trama avanza gracias a la voz de los distintos narradores, que nos describirán las experiencias más íntimas, valiosas e interesantes que han marcado sus vidas.
Estas historias paralelas, destinadas a confluir en un solo lugar y en un solo instante, se intercalan y se unen.
Lo que nos permite, con los recursos de la ficción, realizar un asombroso viaje: comprender el mundo con la mente de otros y experimentar la complejidad de sus pensamientos más íntimos.Un relato que explora territorios desconocidos pero aterradoramente próximos.
Al sumergirse en la novela se debilitará todo aquello que se creía sólido y seguro y se sentirá la desesperación de enfrentarse a un enemigo invisible e invencible.
Descubrir al huidizo adversario será otro de los desafíos. También habrá ocasión de apreciar la belleza de lo minúsculo y cotidiano, la aventura de viajar y la controversia de pensamientos desafiantes, profundos y bellos; como el que uno de los protagonistas aprendió de un maestro zen, monje que le enseñó a meditar y a mantener la calma en medio de la tempestad.Esta historia, como toda historia, es un alimento para lo más valioso que poseemos; la mente.
Un viaje de mil leguas que comienza con la vuelta de una hoja.Lea una página, si esa página le invita a continuar, lea otra más, si continua teniendo dudas y no sabe en qué va a parar todo esto, hemos de pedirle disculpas; ya que esta sensación irá en aumento y le acompañará hasta el final.